A lo largo del camino debemos conocer gente, hacer nuevas amistades, pero también intentar conservar otras tantas. Hoy en día, ya no creo que eso de conservar dependa de uno mismo. No se puede guardar una amistad en una cajita y sacarla y usarla a antojo de uno mismo. Cuando nos pasan cosas malas, a menudo (por no decir siempre) maldecimos el momento en que nos equivocamos, estamos más que rabiosos por lo ocurrido y con la persona que ha ocurrido, pero en el momento estamos tan ciegos que no nos damos cuenta de que en lugar de cabrearnos con esa persona, deberíamos estar agradeciéndole cada minuto lo mucho que nos ha demostrado poco a poco, noche tras noche y herida tras herida.
Gracias por hacer que me de cuenta del tipo de persona que eres. Y por enseñarme tanto, como que lo que no te mata, te hace más fuerte.