No siempre el camino correcto es el que tomamos, de vez en cuando, el camino equivocado es el que resulta ser más beneficioso para nosotros. Normalmente el camino elegido es el que está lleno de obstáculos que esconden tras de sí cantidades insospechadas de sufrimiento. Sin embargo, no siempre el camino que elegimos es el correcto. Que lo sea no depende de que sea el más doloroso o que sea el más llevadero, sino que lo que decide que ese camino sea el correcto es lo feliz que consigue hacernos. La decisión tomada nunca es fácil, dejar algo atrás con la idea de no volver a tenerlo para siempre, o vivir con eso para siempre, y aunque los recuerdos sean dolorosos y nos persigan a menudo, tener a esa persona contigo, compensando todo lo malo, merece la pena. Perdonar e intentar olvidar con ayuda de la persona a la que quieres hace que ese camino pedregoso se haga más llevadero y sencillo. Y esa persona a veces, solo a veces, es la que consigue que el camino que tanto dolor nos causa, el camino lleno de piedrecitas, sea el camino que nos lleve derechitos a la felicidad.
