Cuando alguien entra en tu vida por casualidad, ni siquiera se te pasa por la cabeza que esa persona será con la cual quieras compartir la mayor parte de tus días, y en mayor medida, el resto de tu vida. Hubo una vez en que alguien me dijo "cuando esa persona llegue, te darás cuenta". Esa persona me mintió, me mintió descaradamente, y lo que dijo fue un tremendo error. Las personas nos pasamos los días esperando a nuestra media naranja, a nuestra mitad, a nuestra alma gemela, pero cuando esa llega, ni siquiera nos enteramos. El día que esa persona llegó, la vi como una mas, una persona como otra cualquiera que pasa por nuestras vidas sin dejar huella alguna. Esa persona no tenía nada de especial, era como todas las demás, pero poco a poco, pasito a pasito ha conseguido hacerse un hueco en mi vida y dejar una profunda huella en ella.
Pasaron los años, esa persona se iba convirtiendo con el paso del tiempo en alguien importante en mi día a día, hasta llegar a convertirse en alguien indispensable, alguien sin la cual mis días carecerían de todo aliciente. Sí, esa persona que llego como si nada, se ha convertido en una parte vital. Ni siquiera me enteré cuándo se convertía en ello, seguramente sería porque se fue transformando en esa parte día a día, con cada detalle, cada mirada, cada gesto o cada lágrima que secó de mis mejillas. Se ganó todo mi cariño y mi respeto incluso con sus desplantes, con sus bromas o con todas las veces que consiguió sacarme de mis casillas.
Pero sí, poco a poco logró hacerse un hueco en mí, y a día de hoy, no podría despertarme una mañana sin saber que compartiré ese día, y el resto de mi vida con esa persona.
Tenemos miedo del futuro, sí, pero con todo lo que hemos vivido, por muy mal que salgan las cosas o por lo inmensa que sea la distancia que nos separe, los buenos recuerdos siempre, siempre estarán ahí. Todos y cada uno de los detalles que ha tenido conmigo, todos los baños con velas, todos los caminos de rosas, todas las tardes de paseo e incluso la cantidad de horas que hemos perdido viendo la televisión hablando sobre tonterías o contándonos como ha ido nuestros días, todo eso perdurará en nuestra memoria para toda la eternidad.
Puede que las cosas vayan bien o vayan mal, pero de lo que no me cabe la menor duda es de que no cambiaría ni un segundo de nuestra vida juntos, y que pase lo que pase, esa persona que entró en mi vida tan sigilosamente y sin que yo pudiese enterarme, siempre será una parte muy importante de mi, por todo lo que me ha regalado durante este tiempo.
